Significado del Apellido Francisco pizarro
Por: Monica Yarleque Rivera | Lima , Perú | 34 años | Mujer
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¿Qué es el apellido?
El apellido es el nombre antroponímico de la familia con que se distingue a las personas.
¿Qué significado tiene el apellido Francisco pizarro?
Historia de la Heráldica y de la Genealogía
De acuerdo con numerosos genealogistas, el apellido Pizarro es muy antiguo y de ilustre linaje, asegurando que algunos miembros de esta estirpe, se distinguieron en Covadonga unidos a los animosos guerreros de don Pelayo, y que después sus descendientes se esparcieron por todos los puntos de la Península, principalmente en Aragón y Navarra, de donde pasaron a Extremadura, contándose algunos caballeros de este apellidoentre los conquistadores y pobladores de Trujillo.
Pero el que más elevó y enalteció esta casa, inmortalizando su nombre, fue el conquistador del Perú, don Francisco Pizarro, a quien el Emperador Carlos V, colmó de mercedes, creándole Caballero de la Orden de Santiago, Marqués de las Charcas y gobernador de Nueva Castilla, concediéndole que a las armas de su linaje que son: En campo de oro, un pino con piñas de oro, acompañado de dos lobos empinantes al mismo y de dos pizarras al pie del tronco, acompañara otros uarteles alusivos a sus importantes y gloriosas conquistas en las Indias.
Francisco Pizarro nació en Trujillo, en el año 1.478 y era hijo natural del capitán Gonzalo Pizarro. Antes de pasar a las Indias, lo que hizo en el año 1.502, acompanó a su padre en las guerras de Italia. Una vez en el Nuevo Continente a donde llegó con Nicolás de Ovando, sirvió como teniente a don Alonso de Ojeda, y asistió con Vasco Nuñez de Balboa al descubrimiento del Océano Pacífico.
Las noticias que le llegaron, de que existía un gran país llamado Biru o Perú, despertaron su interés por explorar dicha región.
Decidido a emprender la aventura, pero consciente de que no podía hacerlo solo, se asoció con Diego de Almagro y el clérigo Hernando de Luque, en el año 1.522.
A cambio de dar licencia para la armada, el gobernador Pedrarias entró a formar parte en 1.524, pero se separó en 1.526. Pizarro asumió la dirección de la empresa, pero quedó estipulado que los beneficios que de ella se obtuvieron, serían repartido a partes iguales entre los tres socios.
Francisco Pizarro partió de Panamá a fines de 1.524 con una nave, dos canoas y ochenta hombres. Fue un viaje desastroso que finalizó en Chipamá, donde lo encontró Almagro.
No se desanimaron y de vuelta a Panamá, prepararon la segunda expedición. Fue todavía peor que la anterior, porque a las penalidades sufridas, hubo que añadir el ataque de los indios.
Continuaron, no obstante, hacia el sur y, agotadas las provisiones, Almagro regresó a Panamá en busca de refuerzos, quedando Pizarro en la isla del Gallo con un reducido grupo de hombres, trece en total.
Con la llegada de Bartolomé Ruiz con refuerzos, se continuó la exploración hacia el Sur y descubrieron así el Perú.
Regresaron a Panamá a fines de 1.528, pero a pesar de que la empresa había sido un éxito, el gobernador Pedro de los Ríos, les negó su apoyo.
De acuerdo con sus socios, Francisco Pizarro se trasladó a España para entrevistarse con el Emperador Carlos V, de cuya visita derivaron las capitulaciones firmadas en Toledo en 1.529. Pero Pizarro miró para sí mismo, obteniendo más privilegios que aquellos que se concedían a su socio Diego de Almagro, por lo que este se sintió defraudado.
Pizarro regresó a Panamá, llevando con él a sus hermanos Hernando, Gonzalo y Juan. Pizarro emprendió una nueva expedición con tres navíos y 180 hombres, con los que llegó a Túmbez, donde tuvo noticias de la guerra civil que asolaba el imperio inca.
Siguió hasta Tangarara, donde fundó la primera población española que llamó San Miguel de Piura, y continuó hasta Cajamarca, a fin de encontrarse con Atahualpa.
Mediante una trampa, se apoderó del emperador inca, al tiempo que sus hombres hacían gran matanza de indios, atemorizados por los arcabuces de los españoles y los caballos, animales a los que desconocían.
Atahualpa ofreció a Pizarro un valioso tesoro a cambio de su libertad, ofrecimiento que fue aceptado, pero una vez dueño Pizarro de las riquezas, faltó a la palabra empeñada, y no le devolvió la libertad al Inca.
No sólo fue eso: Pizarro temiendo que la prisión de su Soberano provocara un levantamiento inca, sometió a Atahualpa a un rápido proceso que finalizó con la ejecución de este, con el grueso de sus tropas, Pizarro partió para Cuzco, pero antes queriendo dar apariencia de legalidad a sus actos, proclamó un nuevo Emperador en la persona de Tupac Hualca.
El nuevo inca murió durante el camino hacia Cuzco y fue sucedido por su hermano Manco Inca, con quien Pizarro hizo su entrada en Cuzco. Por aquel entonces, Pedro de Alvarado, Adelantado de Guatemala, invadió el Perú y Diego de Almagro salió a su encuentro, logrando detenerle, haciéndole desistir de sus propósitos.
Como Capitán General, Pizarro llevó a efecto la fundación de Lima, en tanto que su hermano Hernando viajaba a España llevándole al Emperador Carlos V, un fabuloso tesoro y ser el portavoz de las peticiones de su hermano y de Diego de Almagro, Francisco Pizarro obtuvo el título de Marqués, así como la ampliación de su gobernación. Para Almagro obtuvo la creación de la gobernación de Nueva Toledo, con 200 leguas, al Sur de la que correspondía a Francisco Pizarro.
Y allí mismo fue donde comenzaron las disputas entre Pizarro y Almagro, porque cada uno pretendía que la opulenta Cuzco pertenecía a su demarcación, y este fue el motivo de las primeras riñas entre ambos. Pizarro consiguió aplacar a Diego de Almagro, encargándole la conquista de Chile.
En ausencia de Almagro, se produjo la rebelión de los incas acaudillados por Manco Inca, un tanto cansados de soportar ciertos abusos por parte de los españoles. En muy poco tiempo, la rebelión se extendió por todo el país, pero los indios que habían sitiado Lima y el Cuzco tuvieron que retirarse ante el regreso de Almagro, que volvía decepcionado de su intento de conquistar Chile.
Almagro entró triunfante en Cuzco tomando prisionero a Hernando Pizarro, a quien hacía culpable de las desavenencias surgidas entre él y Francisco Pizarro, en lo que no le faltaba la razón porque Hernando era un hombre intrigante, cruel y ambicioso, con no excesivos escrúpulos.
Por mediación de un religioso, fray Francisco de Bobadilla, Francisco consiguió que Almagro pusiera en libertad a su hermano Hernando, pero una vez que esto se hizo, le reclamó a Almagro la posesión de Cuzco, conminándole a que se marchara de la población y se la dejara por suya. Se desencadenó la lucha armada y Hernando Pizarro hizo prisionero a Diego de Almagro en la batalla de las Salinas, y lo hizo ejecutar sin esperar la llegada de su hermano Francisco, que volvía con el hijo de Almagro a quien había retenido como rehén. Fue un triste final para un hombre como Diego de Almagro, a quien todos estimaban por su carácter generoso y desinteresado.
Dueño ya de Cuzco, Francisco Pizarro quien, dicho sea de paso, no lamentó mucho la ignominiosa muerte del hombre que en otros tiempos había sido su socio y amigo, Pizarro convirtió Cuzco en el centro de la expansión colonizadora, creando nuevos cultivos agrícolas y fundando nuevas ciudades. Pero la resistencia de los indios continuaba, alentada por Manco Inca y por otra parte, cuantos habían sido amigos y compañeros de Diego de Almagro, indignados por lo que ellos juzgaban un crimen cometido en la persona de este, atizaban el descontento contra Pizarro, alentado por el joven Almagro, hijo del ejecutado, a quien llamaban "el Mozo".
La corona, enterada de todas aquellas desavenencias que para nada beneficiaban la paz y el orden en el país conquistado, encargó a Vaca de Castro que mediara entre ambos bandos, buscando la reconciliación entre ellos. Pero los almagristas creyendo que los Pizarro se habían ganado a Castro para su bando, decidieron acelerar la conspiración contra Francisco Pizarro, al que odiaban profundamente. El 26 de junio de 1.541, asaltaron el palacio de Francisco Pizarro, le dieron muerte y proclamaron gobernador a Almagro "el Mozo".
No somos historiadores y por tanto, no nos compite emitir un juicio sobre este conquistador. Sí podemos decir que a la luz de cuantos documentos existen de la época, Francisco Pizarro fue un hombre de un valor casi increíble, un conquistador excepcional. El lado oscuro de su recia personalidad se encuentra en su dureza que, a veces, rayaba en la crueldad. Las ejecuciones del Inca Atahualpa y la alevosa muerte de Diego de Almagro, son dos páginas negras en su vida.
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